Como todos los años los nicaragüenses celebramos cada 14 y 15 de septiembre nuestras fiestas patrias, en honor a nuestros símbolos como la bandera, el escudo, el árbol nacional (el madroño) la flor nacional (el sacuanjoche) el ave nacional (el guardabarranco) y a nuestros héroes.
Con el transcurso de los años poco a poco olvidamos a quienes hicieron posible que los nicaragüenses celebremos estas fechas conmemorativas y las acciones que dieron lugar en los libros de historia de Nicaragua. Quizás el más mencionado en los colegios, barrios, centros de trabajo y hasta en nuestros hogares es el valiente Andrés Castro, un campesino que alcanzó el grado militar de Sargento primero otorgado durante el gobierno del General Tomás Martínez Guerrero.
Nacido en la ciudad de Managua en el año 1831, fue hijo legítimo del matrimonio conformado por don Regino Castro y doña Javiera Estrada, ambos descendientes de las familias autóctonas de la ciudad. Era de estatura regular y piel morena. Aprendió a tocar la guitarra. Cultivaba la tierra con ahínco, pero le gustó la milicia y a los 23 años se enroló en las filas del Ejército del Septentrión.
Una guerra con desventaja
Con apenas 25 años de edad Andrés Castro participó en una de las guerras nacionales más sangrientas e históricas de Nicaragua “La batalla de San Jacinto” ocurrida el domingo 14 de septiembre de 1856 en la que 160 efectivos de las fuerzas patriotas del Ejército del Septentrión (de los cuales 60 eran flecheros indígenas de Yucul, departamento de Matagalpa), encabezados por el coronel José Dolores Estrada Vado derrotaron a 300 filibusteros del aventurero estadounidense William Walker, comandados por Byron Cole, quien murió 2 días después.
Como hecho anecdótico, se dice que este combate es la única batalla en el mundo que se ha ganado por el uso de una estampida de caballos, pues el ataque a retaguardia ordenado por Estrada causó un tropel de potros que provocó la huida de los filibusteros al creer que llegaban refuerzos para los nicaragüenses.
El sabio francés Élisée Reclus la llamó el “Maratón de América“, rememorando la batalla de Maratón, ocurrida en 490 antes de Cristo a 42 kilómetros de Atenas, Grecia, en la que los griegos derrotaron a los persas.
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